Realidad o sueño.
Por consecuencia: realista o soñador.
Una persona realista es aquella que ve
las noticias, lee el periódico, y tiene un trabajo normal y
corriente para mantenerse. Porque a diferencia del soñador, el
realista buscó en su día una carrera cualquiera que fuera, le
gustara o no, porque algo hay que hacer en la vida. Piensa que el
dinero no sale de debajo de las piedras. Sin dinero no hay casa, no
hay comida... bueno, no hace falta que explique eso, está bastante
claro que sin dinero no llegas a ningún sitio. Todos saben, menos
los más inocentes, que el mundo lo mueve el dinero.
En fin, un soñador es una persona con
una mente totalmente distinta. Generalmente, los soñadores eligen
cómo quieren vivir. Esa es la mayor virtud de los soñadores. Hay
dos formas de ver su estilo de vida: perfecta o de ilusos, por creer
que pueden llegar a algo en la vida, porque generalmente tienden a
hacer cosas como elegir carreras artísticas, aún sabiendo que
seguramente no lleven a ninguna parte. Se me olvidaba una cosa
importante: si un sueño no es lo suficientemente complicado de
alcanzar, no es un sueño. Esto es clave, ya que los soñadores
tenderán a perseguir su sueño cueste lo que les cueste. Y no
siempre se alcanzan. Casi nunca se alcanzan, para qué mentir. Por
eso la gente tiende a olvidarlos, a esconderlos, porque los sueños
son ridículos (desde el punto de vista de los realistas),
fantasiosos y no llevan a ningún lugar real. Realidad. ¿Los
soñadores huyen de la realidad o la afrontan? Porque la verdad es
que ya no sé. Se me escapa. Hay otro factor, un poco menos
importante que el dinero, pero tampoco es moco de pavo: el apoyo.
Porque hay algo que existe que se llama presión social, o familiar,
o de grupo o como se quiera llamar según el caso. Y si en vez de
apoyo sufres todo lo contrario, más te alejarás de aquello que
quieres.
¿Qué que soy yo?
Pues no sé.
¿Qué quiero? Pues no lo sé.
Viajar, ir a mi aire, vivir la vida
como realmente quiero.
Quiero despertarme en un país
diferente al de la semana anterior.
Quiero comprar pasajes de avión que
sobrevuelen mares y billetes de tren que me acerquen a grandes
ciudades.
Quiero dormir en camas de hotel y hacer
auto-stop.
Quiero fotografiar cada muesca de lo
imperceptible a simple vista.
Quiero visitar todos los bares y probar
todas las bebidas estadounidenses.
Quiero pintar en un lienzo en blanco
todos los romances de una noche que siempre desee tener en esta
odisea.
Quiero escribir hasta el último de mis
pensamientos e ideas sobre papel y enviarlas a algún sitio donde
alguien las lea.
Quiero cantar y ser escuchada sin
vergüenza, bailar y que se me unan.
Quiero entablar amistades por todos los
rincones del mundo y probar la gastronomía de 1000 culturas.
Quiero que al morir, vieja o joven, no
tenga que arrepentirme por ser una cobarde por no cumplir todo
aquello que deseaba hacer en mi vida.
Pero, por desgracia, cada vez pienso
que, como un tipo demasiado sabio dijo una vez:
los sueños, sueños son.
Socorro. No quiero convertirme en una
realista.